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REBELIÓN CIENTÍFICA

Somos la comunidad científica rebelándose ante la inacción política frente a la crisis climática y ecológica
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Más de 1000 académicos hacen declaración histórica antes de la COP27

27 Octubre de 2022, Rebelión Científica/Scientist RebellionMás de 1.000 académicos de alrededor de 40 países han firmado una carta abierta en la que piden a sus colegas “compartir con el público lo que comparten entre ellos sobre la respuesta del mundo al cambio climático y la pérdida de biodiversidad”.

La carta abierta organizada y autopublicada por el grupo de acción climática Scientist Rebellion ha sido firmada por destacados académicos y autores principales del IPCC. La lista completa de firmantes de las disciplinas académicas: ciencias físicas, economía, matemáticas, ciencias sociales y naturales y psicología, se puede consultar aquí.

La firmante de la carta, la profesora Marta Guadalupe Rivera Ferre, experta en sistemas alimentarios y autora principal del IPCC, afirma: “Esta es una declaración histórica del mundo académico. Subraya la necesidad urgente de que los expertos digan claramente al público en general, a los políticos y al movimiento ecologista que no hay ninguna opción viable para mantenerse por debajo de 1,5°C“.

La firmante de la carta, la Dra. Stella Nyambura Mbau, posdoctorada en desarrollo sostenible de Kenia, afirma: “Es fundamental que los académicos de todo el norte global alcen su voz sobre el fracaso de mantenerse por debajo de 1,5C de calentamiento. Los académicos del sur global necesitan que nuestros colegas de Europa y América del Norte hablen, ya que están condicionados por el poder político y económico que se resiste a la acción climática. Esto nunca habría sido más urgente, ahora que se acerca un mundo de 1,5ºC“.

La carta afirma: “Los académicos de alto nivel aceptan que no hay una vía plausible para llegar a 1,5°C. Esto requiere que las emisiones globales alcancen su punto máximo antes de 2025 y se reduzcan en un 43% para 2030. Incluso eso llevaría a superar los 1,5°C en los próximos diez años. El escenario más optimista  presentado por el IPCC se basa en el hipotético despliegue de tecnologías de carbono a gran escala para reducir las temperaturas a finales de siglo“.

Y continúa: “Seguir diciendo públicamente que 1,5°C sigue vivo, ya no es defendible; pero los políticos, los principales académicos y el movimiento ecologista, persisten en hacerlo.  En respuesta, las industrias contaminantes y los responsables políticos están siendo alentados a resistirse a una rápida descarbonización“.

El firmante de la carta, el profesor Bill McGuire, catedrático emérito de riesgos geofísicos y climáticos de la Universidad de Londres: “Dar a la opinión pública la impresión de que podemos permanecer en la barrera del 1,5°C es peligroso, engañoso y simplemente falso. No sólo sugiere que todavía podemos esquivar el colapso climático generalizado, sino que proporciona una excusa a los políticos para que sigan prevaricando y  a los contaminadores para que sigan contaminando“.

En respuesta, la carta hace un llamamiento a la comunidad científica que trabajan en todos los aspectos del cambio climático a hacer una declaración pública antes de la COP27 que consista en lo siguiente:

  • “En primer lugar, dejar clara la inevitabilidad de no alcanzar el objetivo de 1,5°C establecido por el IPCC en su última evaluación”.
  • “En segundo lugar, establecer el reto de restringir el aumento de la temperatura “muy por debajo de 2°C” (en línea con el Acuerdo de París de 2015), utilizando los supuestos más conservadores sobre el potencial de las tecnologías de emisiones negativas. Esto es, para reflejar la incertidumbre científica sobre el tema, y para mostrar al público la importancia de reducir las emisiones de carbono, en línea con los hallazgos científicos”.
  • “Por último, y en respuesta directa a lo anterior, pedir que los tres pilares de la política climática – mitigación, adaptación y compensación (es decir, pérdidas y daños) – sean efectivos. Esto significa que las naciones ricas se comprometan y cumplan la entrega de cien mil millones de dólares al año para ayudar a los países más pobres a mitigar el cambio climático, como punto de partida mínimo”.